jueves, 19 de noviembre de 2015

Una y mil veces



A veces no nos preocupamos en lo que puede pensar la gente, miras a tu lado y no ves mas allá de ti mismo, de tus objetivos, de tus deseos, no sabes si le puedes hacer daño a nadie, si puedes hacerla sufrir y te das cuenta de que ella, esa persona, siempre estará ahí, una tras otra vez, a pesar de haber aprendido de que las terceras oportunidades nunca son buenas, se arrojó, cayó en el vacío, en ese mismo vacío del que probablemente nunca pueda escapar, no se sentía bien consigo misma, ni se confiaba, solo vivía el presente, vivía en su mundo de locura y felicidad, jamás habría llegado a pensar que llegaría a ser lo que es, dónde quedó esa chica ejemplar de la que todo el mundo hablaba, dónde quedó ese orgullo. Ella estaba enamorada, una experiencia que nunca había vivido, no dejaba de pensar en él, en ese chico que la atrapó con su sonrisa, con su mirada, cómo alguien tan insignificante pudo cambiar a la chica perfecta. Se fue, pensó que sería la mejor solución, pero se fue sin saber que había cambiado por completo al chico de los ojos bonitos y sonrisa impecable, él también se había enamorado, quizás por error. 


A ella, a mi amiga, me siento orgullosa poder hacer textos así y tener a alguien como tú.

El primero de muchos, poco a poco. 






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